Hay metales que son sumamente tóxicos para nuestra salud, incorporados en pequeñas cantidades. Nos referimos al Plomo, arsénico, cadmio, mercurio, selenio, antimonio y cromo principalmente. Existen en pequeñas cantidades en la naturaleza. Pero el hombre con su actividad industrial hizo que
su concentración aumente enormemente en ciertas regiones.
El desplazamiento de estos metales contaminantes se lleva a cabo a través de los vientos, volatilización a la atmósfera y la posterior deposición, en forma de lluvia o materia seca. Estos ciclos se denominan ciclos biogeoquímicos.
A esto le agregamos las emisiones industriales, que son generalmente mayores que las naturales. Por ejemplo en ríos contaminados llega a 100 ppm y en ríos aledaños a áreas mineras llega hasta 1000 ppm.
Estos metales pesados son incorporados a través de la comida o bebida, aire o polvos contaminados. Algunos metales como el plomo y el mercurio se concentran más en materia grasa. Por ejemplo al ingerir pescados es más peligroso dado la capacidad de concentración de metales que tienen este tipo de tejidos. El plomo suele concentrarse en tejidos como el hueso una vez incorporados el organismo. El arsénico se incorpora mayormente en piel, pelos y uñas. En el caso del mercurio suele ingresar en los individuos contaminados como metilmercurio. Este compuesto se genera en el tejido de los peces. Ataca el sistema nervioso central con daños irreversibles.
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